Una tarde de fútbol en el Bernabéu

 

Algunas veces la vida te coloca en el lugar correcto. Hace un par de años recibí una llamada de la persona que en el aquel entonces era Director de Relaciones Públicas del Real Madrid. Sabía de mi gran afición al fútbol y de lo mucho que disfrutaba pasar una tarde en el Santiago Bernabéu.

Casualmente, ese día jugaba el Madrid contra la Real Sociedad, equipo en el que militaba el mexicano Héctor Moreno. Siempre he creído que en el lugar del mundo en el que haya un mexicano buscando triunfar, ahí debemos estar para apoyar. Por esa razón, acepté con gusto.

Tengo que decirles que era una invitación doble y que podía llevar a quien yo quisiera. La verdad es que tengo muy pocas amigas futboleras, pero sí que tengo una amiga inseparable. De esas que te acompañan a todas partes aunque no entiendan nada.

Llevaba un par de meses preparando a Fer para el día en el que llegara su primer partido en el Bernabéu. Recuerdo varias ocasiones caminando por la Gran Vía y pasando justo frente a los aparadores de las tiendas oficiales del club blanco. Bombardeaba a Fer con preguntas deseando que se aprendiera nacionalidades y jugadores.

– Fer, ¿Ese quién es, brasileño, lateral, de pelos parados?..

Mi amiga del alma me contestaba súper emocionada, «Marcelooo».  Y repetíamos esta historia, todo el tiempo con todos los integrantes de la plantilla. Hasta que se los aprendió.

Me emocionaba infinito ser la persona que llevara a Fer por primera vez al estadio que tanta ilusión me produce. Ya la había llevado a comer a uno de los restaurantes del Bernabeú por su cumpleaños (sí, un regalo más para mí que para ella), pero nada se compara al hecho de vivir de cerca un partido.

En el Bernabéu

 

La historia se puso doscientas veces mejor, cuando dos horas antes del partido, volví a recibir una nueva llamada. Pero ahora me preguntaban si me gustaría ver la llegada de los jugadores.

Era una oportunidad única. Creía que estaba alucinando e intentaba contagiar a mi amiga sobre todo lo que estábamos a punto de vivir. Llegamos súper puntual a la cita y nos metieron a un lugar desde el que vimos perfectamente cómo llegaban los futbolistas.

Primero entró el autobús de la Real Sociedad. Vimos a Héctor Moreno y aproveché para echarle un grito y saludarlo. Nos advirtieron que eso sí que no lo podríamos hacer cuando entrara el bus del Madrid porque teníamos que estar en total silencio.

Probablemente pocas personas sepan lo fetichistas que son algunos futbolistas. Cuando llegó el autobús nos explicaron que Cristiano Ronaldo esté donde esté sentado siempre baja de primero. Y por el contrario, Tony Kroos siempre tiene que ser el último, así sucedió.

Mi amiga me iba diciendo el nombre de todos los futbolistas mientras bajaban. Creo que por un momento logré transmitirle pasión por el deporte porque se veía realmente emocionada, aunque el momento cumbre de la noche fue cuando llegaron los árbitros.

Entraron en un coche pequeño a diferencia de los autobuses en los que venían los clubes. Se acercó la seguridad del Madrid a verificar el auto, incluso habían perros de estos que detectan drogas. Nos explicaron que era el cuerpo de árbitros y que siempre tienen que llegar todos juntos.

Creo que olvidé enseñarle a Fer el capítulo llamado «árbitros», porque queriendo mostrar interés y con toda la naturalidad del mundo que la caracteriza, preguntó de qué equipo eran esos árbitros. ¡Me quería morir! La gente del Madrid nos miró con cara de ¿qué dice tu amiga? y yo no podía parar de reír.

Después de este incidente, con toda la actitud del mundo entramos al Bernabéu y ocupamos nuestros asientos. Fer fue reconociendo a cada uno de los jugadores y disfrutó durante 2 horas de la experiencia. Cantamos, gritamos los goles y compartimos algo más que fútbol.

Eso si, seguimos estudiando capítulos de fútbol cada fin de semana que nos vemos. Ahora creo que tenemos una historia más que nos une, que nos hace reír y que disfrutamos contar cada vez que queremos recordar nuestra experiencia de aquella tarde. Hoy se que Fer hace todo lo que está en sus manos para entenderme y conectar conmigo y eso, sin duda, no tiene precio.

Aquí el video de nuestra visita al Bernabéu

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