Si tuviera que hablar del inicio de todo, tendría que decir que siempre hubo una niña dispuesta a intentar.
Tal vez sean aquellas infinitas repeticiones, el lanzar la pelota, el aro y las clavas una y otra vez, las que me hicieron aprender que si haces dos mil veces un ejercicio, lo perfeccionas. Probablemente esa premisa se me haya adherido al ADN: «repetir para lograr el éxito, no desistir, ser paciente y persistir».
Y, aquí estoy. Empezando de nuevo. En un continente que no es el mío, pero con el que comparto esa alma vieja y soñadora. Construyendo un puente gigantesco que me comunique al otro lado del océano con quienes disfruten leerme. Sé que no traiciono mi nacionalidad por querer tanto esta tierra española, pero mi corazón permanece siempre en casa.
Ante las infinitas sugerencias de familiares y amigos, les traigo este pequeño espacio con el que pretendo compartir todo lo que mis ojos vean y las emociones que mi cuerpo sienta. Ilusionada, como con cada uno de los proyectos que he emprendido en mi vida, deseo infinitamente que lo disfruten.
Dejar un comentario