
¿Qué es lo siguiente por hacer? Me preguntó Alex Torre, periodista yucateco, en una entrevista que me hizo cuando estuve en Sipse Deportes durante mi última visita en Mérida.
El Mundial… Recuerdo haber respondido sin dudas. Con la seguridad que se tiene cuando sabes lo que deseas.
Pero una historia no es historia sin un poco de estrés. Y, desde el momento en el que estar en el mundial cruzó por mi cabeza, hasta que subí al avión que me llevaría a una de las mejores experiencias de mi vida, pasaron muchas cosas.
La más importante, que cuando llegué a Madrid después de recargar baterías en casa (Yucatán), me llegó una notificación en la que por alguna razón me negaban el visado para estar en España. Por supuesto, esto no es algo que publicas. No es algo que compartes en tus redes sociales. Son exactamente esos momentos en los que te detienes a pensar que tus problemas son tuyos y que tienes que resolverlos como sea.
Soy abogada de profesión y, a pesar de haber pasado cinco años por la facultad de Derecho prometí nunca retomar esos libros. No es que terminara odiando la carrera, pero estaba convencida de que mi vocación no iba por ahí.
Una vez mi abuelo, que aún no me perdona haber colgado el título, me dijo que alguien necesitaría tanto de mí que resolvería un caso importante. Recordé sus palabras y pensé que no había nadie más importante para mí que yo misma.
Me preparé un recurso de reposición contra la resolución del gobierno español. Había pocas posibilidades pero muchos deseos de ganar. Durante ese tiempo, perdí un vuelo a Escocia. Fer, mi hermana en este viaje y yo habíamos decidido celebrar mi cumpleaños fuera. Pero a veces los planes no resultan. Con vuelos comprados y hospedajes pagados y con un visado negado me era imposible salir del país.
Creo que mi madre y mi abuelo rezan demasiado por mí, bueno no lo creo, estoy convencida. Después de un mes y medio de espera recibí una carta con el “resuelto favorable” más feliz de mi vida. Había ganado una demanda en un país que ni siquiera es el mío y en el que las leyes funcionan muy distinto.
Me cuestioné infinitas veces si mi lugar estaba en España, si tal vez estaba aferrándome demasiado a un país que me decía “no” una y otra vez. Pero haber ganado ese juicio me hizo entender que éste es el lugar al que pertenezco, al menos ahora.
Todo era posible hasta este momento. Podía entrar y salir de España una vez más. No había razón alguna para no plantearme en la cabeza estar en el Mundial.
Faltaba solo un mes para el evento deportivo en el que cualquier persona del mundo desea estar al menos una vez. La vida es como el amor, cuando algo o alguien es para ti, termina encontrando la forma de suceder.
Llegué a Moscú un domingo 10 de junio de 2018 a las 18:00 horas. Probablemente, estaba aterrizando a uno de los viajes más importantes de mi vida.
En algunas ocasiones, las cosas salen mejor a lo que te imaginaste tantas veces en la cabeza. Rusia para mí es el principio de todo. Son sueños cumplidos, risas, lágrimas, despedidas eternas, pero sobre todo momentos. Momentos que sólo puedes experimentar cuando dejas atrás los miedos y te decides a vivir.
Mis días en el mundial fueron un regalo y los atesoro como una de las historias que a veces no salen a la luz pero que las recuerdas con inmenso cariño toda tu vida.
Por: Paola Herrera Rodríguez
¡Muchas felicidades, me dá mucho gusto leerte y saber que te repusiste sobremanera ante la injusticia que se estaba cometiendo contigo!
Me dá gusto saber que disfrutaste mucho el Mundial de Futbol en Rusia.
Cuéntame ¿a qué partidos fuiste y cuántos días estuviste en Rusia? Yo soy Eduardo y soy vecino de tu abuelito y de tu mamá, he tenido la oportunidad de estar en Rusia en algún Invierno, pero jamás he encontrado eco entre mis amigos para ir a un Mundial de Futbol, sólo los de México 1970 y 1986 por obvias razones, a pesar de encantarme el Futbol, espero poder ir a alguno pronto. Me dió mucho gusto saludarte, que tengas suerte donde quiera que te encuentres.