Cada vez me gusta más cuando llega el parón de selecciones porque recibes noticias de fútbol de todo el mundo. “Que si en México debuta el `Tata Martino´ como entrenador, que si en Portugal vuelve Cristiano Ronaldo o que si Messi vuelve a vestir la camiseta albiceleste cuando se esperaba que no lo hiciera nunca más”. Noticias que al menos por un fin de semana te hacen disfrutar del fútbol internacional y descansar un poco de lo rutinario.
Y casualmente, ese Argentina vs Venezuela se juega aquí, en el Wanda Metropolitano. Un estadio recién inaugurado, moderno y que en un par de meses será testigo de la final de la Champions.
Tengo que admitir que cuando llegué a Madrid no sabía nada de Venezuela. Lo único que tenía muy claro era que las chicas siempre ganaban Miss Universo y que las arepas se parecen demasiado a las “gorditas” mexicanas.
Pero, con el conflicto político y social tan fuerte en el país Sudamericano, lo común es que te encuentres más venezolanos que españoles por las calles de Madrid últimamente. Mi primer contacto con este país, se dio cuando en una discoteca conocí a una niña que se llama justo como yo, Paola Herrera. A partir de ese momento y desde hace cuatro años, me adentré profundamente en su mundo, sus amigos, familia y país.
Al grado de que en mis últimas vacaciones en playas españolas, me vi rodeada de chamas y maricos. La realidad es que los mexicanos y los venezolanos compartimos muchas cosas, tal vez no sólo sea el drama novelero y que vivimos la vida con mucha pasión. La razón puede ser que todos los que hemos sido adoptados por este país, tenemos una historia de lucha atrás de nuestra espalda. Por lo que el click entre nosotros siempre suele ser inmediato.
Paola tiene 25 años. Y es de esas amigas a las que mantienes a tu lado, porque su lucha te contagia. Su padre tuvo que emigrar a Perú y su madre, hermana y sobrinas (a las que aún no conoce), siguen viviendo en Venezuela. Hace un par de semanas, con muchísimo esfuerzo, se trajo a Paul, su hermanito, al que desea darle mejores oportunidades de vida.
La historia es muy complicada, Paúl ha tenido que pedir asilo. La opción más viable para los migrantes venezolanos que no entran con visado europeo ni con planes de realizar algún tipo de estudio. Una opción legal pero en la que te retiran el pasaporte, lo que supone que no puedas salir de España, hasta que la situación de su país se resuelva.
El día de ayer, Paola le regaló a su hermano una entrada para poder ver precisamente, el Argentina vs Venezuela. A veces la vida te devuelve pequeñas dosis de felicidad. Hoy mis amigos venezolanos dejan las marchas y las protestas para vivir en tranquilidad un partido de fútbol. No hay duda alguna de que el deporte une.
Espero algún día poder vivir un partido de mi país aquí en España. No puede haber emoción más grande que la de cantar tu himno nacional en un país que no es el tuyo. Pero sólo por hoy mi corazón se pintará de vinotinto.
Por: Paola Herrera Rodríguez
Que cosa tan bonita! ❤️
Que Bonitaaa!